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Joseph Pujol, primer cantautor anal de la historia

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Joseph Pujol, cantautor anal

     En los anales (nunca mejor aplicado este término) de la historia de la música universal, existen muchos humanos geniales que han quedado perdidos en los pliegues de la memoria colectiva.
     Como gato curioso, me gusta investigar revistas viejas o libros de diversa calaña en busca de alguna de estas figuras, que en su momento hicieron la delicia de grandes auditorios pero luego fueron enterradas en el olvido. Y creo que ya es tiempo de hacer justicia con el maravilloso Joseph Pujol (Marsella, 1 de junio de 1857 - 1945), el primer «cantautor culero» (según lo definió en su momento el Premio Nóbel de Literatura Camilo José Cela).

     El Pranayama Abdominal de Pujol
     Bajo el sugestivo nombre de «Le Pétomane», Joseph Pujol se consagró por su inusual capacidad para controlar los músculos abdominales. Así, podía retener mucho aire en el abdomen para luego liberarlo dosificadamente e interpretar bellas polifonías. De la misma manera en que Johann Gottlieb Goldberg (1727-1756) se preocupaba obsesivamente por afinar sus teclados a la perfección, Joseph Pujol hacía lo propio con sus flatulencias. Pero convengamos en que existen muchos tecladistas virtuosos, pero pedómanos como Pujol, ninguno.

     Origen de una leyenda
     La gente en general no entiende a los catalanes. Por ejemplo, los suelen acusar de escatológicos por incorporar en las representaciones de los belenes a muñequitos defecando. Los felinos interpretamos la cosa de otra manera: pensamos simplemente que son laicos de culo. No tienen el culo idealizado como otras etnias. Y digo esto porque no es casual que la sangre de Pujol tenga su origen en tierras catalanas. Es lo que se llama «condicionamiento genético».
     Un catalán de apellido Pujol, oriundo de Mataró, presumiblemente pariente lejano de Jordi Pujol, el independentista catalán nacido en 1930 que durante 23 años retuvo el cargo de Presidente de la Generalidad de Cataluña (1), se fue a vivir a Francia a principios de 1800. Radicado en Marsella, tuvo un hijo que se llamó François, un escultor muy hábil que se ganaba la vida trabajando la piedra. François se casó con Rose Demaury, una joven francesa, y tuvieron cinco hijos (2). Uno de ellos fue Joseph Pujol, el hijo pródigo, aquel que despertó la envidia de todos los culos de Francia.
     Joseph tomó conciencia de su talento desde muy joven: Siendo un muchaho fue a una playa de Marsella para calmar el calor del verano, y al sumergirse en el mar notó que era capaz de succionar agua con el culo, como si de una pipeta se tratara, para expulsarla luego emulando el espiráculo de un cetáceo. Esa misma noche, ya en su casa, comprobó que podía hacer exactamente lo mismo con el aire. Toda una muestra de que a veces el destino se nos revela bajo formas caprichosas...

Pujol en pleno canto
     «Je vais devant moi, sans m’occuper de mes arrières.»
     (Yo marcho hacia adelante sin preocuparme de mi retaguardia.)
     J. P.
     Joseph había comenzado a trabajar como aprendiz de panadero, y se había hecho famoso entre sus amigos. Sus proezas lúdicas ya lo perfilaban como un artista de culto. Solía maravillar a sus amistades sentándose sobre una cacerola llena de agua, a la cual vaciaba completamente para posteriormente volverla a llenar. Y como si fuera poco, después era capaz de inhalar aire para luego entonar en Do Mayor un fragmento de O Sole Mio o La Marsellesa en clave de flatulencia. ¡Todo un fenómeno!
     Para interpretar algunas melodías, Joseph solía usar un tubo de goma conectado de un extremo a la boquilla de una ocarina (3). El otro extremo se lo conectaba al ano y luego digitaba los orificios del instrumento sin necesidad de soplar con la boca. Nada parecía imposible para este hombre capaz de lanzar analmente un chorro de agua a 5 metros de distancia.
     Alentado por sus amigos y parientes, Joseph decidió salir del armario y en el año 1887 montó un espectáculo que dejó atónitos a los espectadores. Fue todo un éxito y «el boca a boca» lo llevó a una entrevista con el gerente del legendario «Moulin Rouge». Joseph le hizo la prueba de la cacerola y luego interpretó una bella versión gaseada de Au clair de la lune, lo que disolvió definitivamente las dudas del empresario: Una nueva estrella acababa de nacer en París.

Afiche del Moulin Rouge
     «Tous les soirs, de 8 heures à 9 heures Le Pétomane. Le seul qui ne paie pas des droits d’auteur.»
     (Todas las noches de 8 a 9 Le Pétomane. El único que no paga derechos de autor.)
     Cartel de un espectáculo de J. P.
     Joseph Pujol debutó triunfalmente en el Moulin Rouge en 1892. En una época marcada por la majestuosa Sarah Bernhardt y el acecho de las vanguardias artísticas, Pujol supo hacerse un lugar en la cultura parisina a fuerza de gases. La demanda del gran público lo obligó a diversificar sus espectáculos, por lo cual incorporó a sus interpretaciones musicales una serie de sketchs donde imitaba el sonido de armas de guerra o diversos efectos climáticos.
     Al inicio de cada espectáculo, los altavoces del Moulin Rouge anunciaban: «Señoras y señores tengo el honor de presentarles a todo un fenómeno musical único en el mundo: Monsieur Le Pétomane.» Y entonces el clamor popular le daba la bienvenida a Pujol, que vestido elegantemente se posicionaba en el escenario y de un pedo apagaba 3 velitas dispuestas en una mesa a varios metros de distancia.
     Un sketch que causaba particular gracia entre los espectadores era una lectura de poemas rurales, que acompañaba con la imitación de los sonidos de animales de la granja (gestionados abdominalmente). Pero el momento más esperado era, sin dudas, la realista representación que Pujol hacía del gran terremoto que azotó a San Francisco en 1906.
     Entre sus fans se encontraban figuras de gran renombre, como los reyes Eduardo VIII del Reino Unido y Leopoldo II de Bélgica, y Sigmund Freud.

     «Un artiste doit savoir se lâcher sur scène.»
     (Un artista debe saber relajarse en el escenario.)
    J. P.
     El éxito no despersonalizó a Joseph Pujol. Al regreso de una próspera gira por Europa y África del Norte, una noche de 1984 participó en una actuación a beneficio de un amigo que atravesaba un duro revés económico, pero su gesto solidario trasgredió el contrato que lo vinculaba a Moulin Rouge. Fue demandado por la empresa y luego de ácidas discusiones decidió romper con el famoso cabaret parisino y fichar por el Théâtre Pompadour.
     En el Pompadour siguió cosechando elogios, pero se topó con una mujer que intentó hacerle sombra. Se trataba de Angèle Thibeau, «La Mujer Pedómana», que obnubilada por el éxito de Pujol se propuso competirle. Thibeau aseguraba que su espectáculo era totalmente auténtico, que superaba al de Pujol y además garantizaba la ausencia de malos olores. Asimismo ofrecía a sus espectadores la posibilidad de reembolsarles el valor de la entrada en el caso de no quedar satisfechos. Pero la carrera de «La Reina de los Pedos», como la llamaban muchos, fue corta: Joseph Pujol concurrió de incógnita a su espectáculo y luego la demandó por esconder en su ano unos aparatitos que generaban los sonidos.
     Jean-Yves Abrassart, un crítico de entonces, se pregutó qué hubiera pasado si Joseph y Angèle en vez de estar relacionados por una pulseada judicial se hubieran vinculado sentimentalmente. Abrassart aseguraba que podrían haber llegado a formar un dúo legendario, tanto en lo doméstico como en lo artístico. Pero Pujol era un purista, y además estaba bien casado.

     «Au cours de sa longue vie, il nous a donné le meilleur de lui-même.»
     (A lo largo de su vida nos dio lo mejor de sí mismo.)
     El hijo de J. P.
     Los estruendos de la Primera Guerra Mundial dejaron a las flatulencias de Joseph Pujol en un segundo plano. Sus hijos fueron movilizados al frente de batalla; uno fue hecho prisionero por los alemanes y dos quedaron inválidos. Vencido por la tristeza, Joseph decidió terminar su carrera artística y musical y abandonó París. Retornó a su Marsella natal y se hizo panadero.
     Con el tiempo se radicó en Toulon donde montó una eficiente fábrica de galletas.
Falleció en 1945, a la edad de 88 años, sin haber pasado un solo día de su vida enfermo. Algunos galenos deducen que su buena salud se debía a que Joseph, cada mañana, evacuaba de sus vísceras todos los desechos del organismo, dejándolas limpias como un jaspe.
     La Sorbona ofreció una suma de 25.000 francos para estudiar el cuerpo de Joseph luego de su deceso, pero la familia se negó (4).
     Sus restos descansan en el cementerio de La Valette-du-Var.
     Algunos visitantes del cementerio han asegurado haber escuchado, cerca de la tumba de Jospeh, sonidos sordos de sospechosa procedencia. Luego la imaginación urbana hizo lo suyo y construyó una leyenda, la del fantasma de «Le Pèdomane» o el espectro que divaga entre las tumbas ajenas intentando encontrar una melodía que le robó la Guerra.



     Algunas referencias
     Existen muy pocas registros auténticos de los espectáculos de Joseph Pujol. Uno de ellos es una grabación de 1904 realizada en París y colgada en YouTube en la siguiente url: https://www.youtube.com/watch?v=tixKopGjn5s
     A nivel cinematográfico existe el film Il petomane (1983), escrito por Leonardo Benvenuti, Piero De Bernardi y Enrico Medioli, y dirigido por Pasquale Festa Campanile. Con Ugo Tognazzi, Mariangela Melato y Vittorio Caprioli, entre otros. Duración: 103 minutos. Ver referencia en la url: http://it.wikipedia.org/wiki/Il_petomane (gracias Drugo B.)
Y también dos cortometrajes:
     Le Pètomane (1979), escrito por Ray Galton y Alan Simpson y dirigido por Ian MacNaughton. Interpretado por Leonard Rossiter, Madelaine Bellamy, John D. Collins. Duración: 33 minutos. Se puede ver en la siguiente url: https://www.youtube.com/watch?v=8gym81fY460
     Le Petomane; Parti Avec le Vent (2005), producido, escrito y dirigido por Steve Ochs. Interpretado por Camilo Alfaro Rios, Kevin Scott Allen, Robert Baxt. Duración: 34 minutos.
     Trailer en: https://www.youtube.com/watch?v=mEW1fYR2jeU y web: http://www.lepetomanefilm.com/
     El libro publicado más conocido sobre la vida de este músico anal es: François Caradec, Jean Nohain, Le Pétomane, J.-J. Pauvert, 1965. Nueva edición, Mazarin, 2000.
     Por último anexamos un dato curioso. En el American Dime Museum de Baltimore (actualmente cerrado por motivos económicos), hasta el momento de su cierre, había una botellita en exposición con un cartel que decía: «Perfume de un pedo musical capturado en esta botella por mi tío Philipe Gallant mientras asistía la actuación de su gran amigo Joseph Pujol, en el Moulin Rouge, el 5 de febrero de 1906. El frasco contiene la primera explosión de la marcha de Sousa: «Stars and Stripes» (Barras y Estrellas por Siempre). O sea, ¡el tal Philipe Gallant «envasó» una flatulencia musical del gran Pujol! Sin duda una verdadera reliquia...

Pedo envasado en American Dime Museum de Baltimore
NOTAS:
(1) Jordi Pujol, referencia obligada de CiU, puso a su segundo hijo el nombre de Josep (Josep Pujol Ferrusola). ¿Homenaje sanguíneo a Le Pètomane?
(2) Otras fuentes sostienen que François Pujol y Rose Demaury vivían en Mataró. Que se enamoraron y decidieron emigrar a Marsella, ciudad donde nacieron sus cinco hijos.
(3) También usaba para estos fines una flauta dulce.
(4) Otras fuentes aseguran que Joseph aceptó la oferta de La Sorbona, y que incluso la cobró, pero que luego de muerto la familia se negó a prestar el cadáver del artista.
   




El prócer de las flatulencias, representado en Nueva York

 
Gato Teo


(gatoteo@gmail.com)



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