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A ver si nos dejamos de joder y hacemos la revolución

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Introducción
Los humanos vienen generando catástofres de diversa índole desde hace muchos siglos. Masacres y genocidios en nombre de dios, desforestaciones en nombre del hombre, y extinciones biológicas en nombre del hambre. O sea, una desopilante devastación planetaria; o si se lo prefiere, una acción predatora brutal y no selectiva.
No nos vamos a poner ahora a teorizar sobre las causas de tal catástrofe natural, simplemente debemos entender que el ser humano (el predator biológico más feroz que ha existido en este planeta) a roto su equilibrio poblacional, y con ello su metabolismo social.
Cuando cualquier tipo de organismo biológico entra en un proceso de sobrepoblación, lo primero que hace es alterar su conducta social; luego modifica sus hábitos alimenticios e instintivamente intenta colonizar nuevos espacios. Y cuando no encuentra más espacios para colonizar, comienza a destruir su propio hábitat. El epílogo siempre es el mismo: canibalismo despiadado. Y el Homo sapiens es un organismo biológico.
El proceso de sobrepoblación humana ya comenzó hace rato, y la alteración de su conducta social tiene su metáfora perfecta en el capitalismo de los últimos tiempos. El alimento se ha transformado en un ritual que define la clase social de aquel que come. Y con la excepción de la antártida, algunos desiertos, el fondo de los océanos y la cumbre de las altas montañas, todo está colonizado. Y hay que ser muy ciegos para no darnos cuenta que estamos entrando en el epílogo.
Los félidos (felidae), a diferencia de los homínidos autoproclamados como inteligentes, conocemos perfectamente el peligro que nos acecha, un peligro que amenaza a todos los seres vivos del planeta Tierra. Por ello, hemos decidido «tomar al toro por las astas» y tratar de concientizar a los humanos sobre la urgente necesidad de implementar una solución que nos aleje del holocausto mundial.
Quien interprete esto como apocalíptico, le recomiendo que deje su microuniverso ficticio de consumo por un momento y se informe; y le recuerdo que el mismo Stephen William Hawking ha declarado que si el ser humano tiene futuro, éste se encontrará en las estrellas. Lo que significa que si en las próximas décadas no se alcanza la tecnología necesaria para colonizar otro planeta, ¡pum!
(Estimado lector, piense en sus hijos, y en sus nietos, o en su perrito... o por lo menos ¿tiene algún hamster?)
Pero los gatos, como siempre, somos optimistas y pensamos que es posible un cambio de rumbo.
Entonces: ¡A ver si nos dejamos de joder y de una vez por todas hacemos la revolución!


Síntoma terrorífico de una decadencia moral vertiginosa
Si consideramos que Lionel Messi gana al año algo más de 30.000.000 euros por jugar al fútbol, y que el sueldo básico anual de un trabajador de Bolivia (que no es el país más pobre del mundo) llega a los 1.300 euros, se llega a la conclusión de que Messi gana lo mismo que 23.077 trabajadores bolivianos. Dejando de lado a Lionel, que juega al igual que casi todo el mundo con las reglas del sistema, al menos habría que decir que los engranajes que permiten estas cifras son monstruosos. Porque imagínense que un trabajador boliviano piense: «Yo soy 23.077 veces menos valioso que ese petiso argentino que juega muy bien a la pelota pero que cuando habla se parece más a un paciente de cotolengo que a un escolar». ¿Qué hace un trabajador boliviano que llega a esa idea? ¡Pegarse un tiro! O desayunar todos los días con 10 gramos de clorhidrato de cocaína para compensar, o inyectarse ketchup por vía intravenosa, o involucionar a una ameba para no pensar nunca más y reproducirse por mitosis.
Ojo, quiero aclarar que admiro profundamente a Messi. Pero soy ateo. Y si bien Messi es un genio deportivo, los trabajadores bolivianos no son ninguna escoria.
Cuando un conjunto orgánico como la sociedad humana acepta tal desequilibrio, es que se ha tocado fondo. Los soldados del lucro me dirán que utilizo extremos, pero la verdad es que la relación entre Messi y los trabajadores bolivianos es totalmente equivalente a la realidad existente entre las empresas y los Estados, que es el motivo por el cual en la actualidad ha desaparecido totalmente la autonomía política de los países del mundo: Cuando una empresa tiene más poder que un país, lo domina sin piedad. Los beneficios de una empresa exitosa de USA pueden superar tranquilamente el PBI de un país subdesarrollado. ¿Cómo se soluciona este desequilibrio obsceno? Muy sencillo: con la revolución que proponemos los gatos.


Programa para cambiar al mundo
Nuestra propuesta es sencilla. Habría que trabajar sobre dos frentes. A saber:

          1- Medidas Primarias (o Urgentes)
Son los cambios revolucionarios que frenarán la acción de los tres principales escollos del mundo:
a) La empresa
b) La religión
c) El Estado

          2- Medidas Secundarias (o de Reconstrucción Existencial)
Son los cambios revolucionarios que recuperarán la salud de los tres principales pilares de la vida:
a) La ecología
b) La educación
c) La cultura

1-a) La empresa: Las empresas -avatares de acción que usa la minoría más corrupta, enferma y desalmada de los Homo sapiens- serán deconstruídas en el sentido derridiano del término. En el Nuevo Mundo creado por la revolución, las empresas serán organizaciones sin fines de lucro destinadas a reconstruir el planeta. El lucro ya no será un valor en las nuevas sociedades, sino un sinónimo de decadencia. Y como los revolucionarios nos destacamos por nuestra envergadura moral, en vez de fusilar a los empresarios (que es lo que merecerían por atentar contra el universo) se les asignará un servicio psicológico gratuito para minimizar los traumas de sus frustraciones maníacas. Ojo por diente, diente por ojo. Hay que frenar al liberalismo empresarial, y promocionar el liberalismo socio-cultural.
1-b) La religión: Ya lo dijo el Che Guevara: no hay que atacar a las creencias populares. Por lo tanto los revolucionarios no vamos a combatir a esta patología infame de los humanos, solo vamos a incentivar la democracia mística para acabar con la tiranía del monoteísmo. Un retorno al politeísmo minimizará los fanatismos mesiánicos que promueven el odio, y enriquecerá las alternativas devocionales de los creyentes. Así, por ejemplo, en el cristianismo, San Cayetano, Beelzebú o San Vladimir de Kiev tendrán el mismo rango gerárquico que Jesucristo. No habrán más privilegios divinos. ¡Basta de castas metafísicas! La liberalización de la Verdad acabará con la injusticia de la mentira. Sin absolutos obscenos, las creencias se transformarán –como lo fueron alguna vez, hace mucho tiempo– en un patrimonio cultural auténtico, o por lo menos en algo inocuo que no se vuelva contra sus devotos.
1-c) El Estado: Se independizará al Estado de cualquier grupo económico y de cualquier religión. Asimismo, se reemplazarán a todos los delincuentes que hoy ocupan el lugar de los políticos, por políticos. A todos los funcionarios públicos (engendros diabólicos responsables de las burocracias recalcitrantes que imperan en los Estados modernos) se los removerá de sus cargos y se los hará trabajar. Así, por ejemplo, los policías y militares estarán destinados a la cosecha de aceitunas, y los empleados municipales a la construcción. Los docentes, médicos u otros operadores públicos seguirán en sus puestos de trabajo, pero deberán estudiar y ser respetuosos con el prójimo. Sólo serán encarcelados (perpetua) aquellos funcionarios que durante algunos años hayan estado encargados de la atención al público en las oficinas del Estado.
2-a) La ecología: Todos los organismos biológicos tendrán los mismos derechos siempre y cuando no transgredan su cadena trófica. Por ejemplo, los gatos no pertenecemos a la cadena trófica de los perros, por lo tanto si un perro ataca a un gato estará infringiendo la ley y será considerado como un malviviente. En cambio, se verá como natural y virtuoso que un gato ataque a un ratón o a un periquito, ya que éstos forman parte de su cadena trófica. Además, se erradicará la idea de «acumulación», típica de las etapas capitalistas, y se eliminarán las penalizaciones que recaen sobre ciertas plantas clandestinas, como la Cannabis sativa o la Erythroxylum coca. Se aplicarán durísimas penas para los cazadores y para cualquier individuo que realice maltrato de animales o cortes irracionales de vegetales. Por cada árbol que se corte, el beneficiario de la madera se deberá responsabilizar por la plantación de diez ejemplares de la misma especie con sus correspondientes cuidados y atenciones (riegos, poda, aplicación de abonos, lectura de cuentos antes de dormir, etc.).
2-b) La educación: Se les enseñará a los educandos a respetar los derechos ajenos y a no comerse crudos a sus semejantes. Y como operación generalizada, a todos los niños y niñas que cumplen los 6 años se le extirparán los egos cancerígenos. La escuela no será obligatoria. No serán analfabetos quienes no saben leer, sino quienes no sepan respetar al prójimo (incluidos árboles y pajaritos). En las sociedades revolucionarias, la educación debe fluir libremente a través de todo el tejido social. La educación será una experiencia que libere a los jóvenes ciudadanos de las limitaciones de sus progenitores capitalistas. Con estas medidas se pretende que los pequeños vástagos de la revolución dejen de ser el vehículo pasivo de la transmisión de los valores masivos de extinción social (machismo, xenofobia, represión, lucropatía, etc.) para transformarse en agentes activos de la reconstrucción planetaria.
2-c) La cultura: Una revolución cultural siempre es una gran fiesta. El primer paso para esta delicada asignatura será el abandono del sedentarismo y la adopción de una forma de vida nómade. De esta manera quedará abolida la propiedad privada (el gran fetiche burgués) sin la necesidad de derramar ni una gota de sangre. Como paso siguiente se aplicarán los paradigmas queer, y se abolirán los géneros. Luego, se decretará que los penes y las vaginas dejen de ser pornografía y se conviertan en órganos sexuales. Se sustituirá la idea vigente de «Cultura = Arte» por «Cultura = Cultivo». Se abolirán todas las actuales leyes de derechos de autor (herramientas para extorsionar ojos y oidos de terceros) y se les asignarán derechos a los autores (derechos de creación, derechos humanos, etc.).


Ideología
La ideología de la revolución será eminentemente ecléctica. Quedarán definitivamente desechados los decrépitos términos «derecha» e «izquierda» y se adoptarán analogías con los puntos cardinales. Por ejemplo, «Partido Popular del Norte», «militantes del Oeste», «Manifiesto Estista», o «Sindicato Unido del Sur». Asimismo se matizará todo con «arriba», «abajo» y «al costado». Esto garantizará el pluralismo de ideas, y entonces podrá existir la «Agrupación Arribista del Este» o la «Liga Norteña del Costado».
Los nacionalismos dejarán de ser ideologías de acomplejados y los populismos ya no engañarán a nadie. Los fascismos (gobierno de los subnormales), las monarquías (gobierno de los fósiles) y las democracias (gobierno de las empresas) pasarán a enriquecer las páginas oscuras del pasado, y se disolverán los ejércitos y las aduanas.
No se ejercerá ningún prejuicio con ningún país, excepto con EEUU. A los norteamericanos se los tratará con hostilidad en todo el mundo, como represalia a las innumerables guerras sucias que ha inventado su país. Asimismo no se consumirá nada que provenga del viejo imperio (alimentos, materiales, música, TV, etc.), para evitar el contrabando de patologías sociales.


Acción y praxis
Para hacer la revolución primero es necesario tomar un locutorio. Ya tengo visualizados dos locutorios pakistaníes en el barrio gótico de Barcelona, y otro ecuatoriano en el Raval. Entonces la masa revolucionaria elegirá uno de ellos, y uno de sus representantes pedirá hablar con el encargado del locutorio. Le explicará que si no se hace la revolución el mundo estallará en pedazos, y a continuación le sugerirá que desaloje el local para que los libertarios puedan hacer uso de él.
¿Por qué un locutorio? Muy sencillo, porque en los locutorios hay Wi-Fi y líneas para llamar a teléfonos móviles. Así, se accederá a las redes sociales de todo el planeta y se podrá informar que la revolución mundial ha comenzado. Se abrirá una cuenta en Facebook y en Twitter, de nombre alegórico al asunto en cuestión, y se comenzará a coordinar las acciones conjuntas con los grupos revolucionarios de todas las ciudades del mundo (que a su vez también tomarán locutorios).
En este punto es importante advertir a los insurgentes la necesidad de utilizar un calzado apropiado durante la toma de locutorios. Es de esperar, que en algunos casos, la policía (perros guardianes de la clase empresarial) actúe más rápido que el Wi-Fi. Esto puede derivar en corridas caóticas por las calles adyacentes a los locutorios, y los que vayan en alpargatas o chancletas llevan las de perder. De todas maneras, la violencia policial no debe desmoralizar a los revolucionarios, ya que los próximos en huir serán precisamente los malditos polis... Es simplemente una cuestión de tiempo.
Con todo el mundo haciendo la revolución, se desplomarán los índices de las Bolsas de Valores y se generará un efecto dominó que acabará con la liquidez de todos las entidades bancarias. El pánico se apoderará de los comerciantes conservadores y de los cobardes capitalistas, y posteriormente asistiremos al colapso del sistema.
Una vez que el sistema haya caído, se procederá a su saneamiento y a la implementación de las Medidas Primarias y Secundarias expuestas más arriba.
Se crearán programas para abordar los temas más críticos, como la alimentación, la salud, la contaminación, la desforestación, las extinciones biológicas o el control de la natalidad.
La reconstrucción de la vida en el planeta no será fácil, pero se calcula que en dos décadas se habrá frenado la hecatombe mundial. Y luego se necesitarán dos siglos para poder observar los primeros síntomas de fertilidad libidinal.


Final
Sin psicópatas asesinos y despiadados ocupando el poder en las principales instituciones económicas, religiosas y políticas del mundo, la Tierra se convertirá en un lugar amable. Los felinos tendremos el lugar que merecemos y los seres humanos tendrán la opción de ser felices. Y todos comeremos perdices.
Lo siento por las perdices.


Gato Teo
(gatoteo@gmail.com)

BONUS TRACK

Ya que hablamos de revolución, les dejo un documento único: Se trata de un parte de guerra del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) del año 1975. El ERP, junto a otras agrupaciones armadas, intentaron hacer la revolución en Argentina durante la década del ‘70. En este parte se comunica el ajusticiamiento de Argentina Mercado Pereyra (alias La Tía), conocida torturadora de la policía de Córdoba, y de José Ciscar, integrante de la macabra Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). El papel lo encontré doblado en el medio de una revista Crisis de la primera época, que compré en un negocio de libros y revistas de segunda mano en Buenos Aires.



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